Se cuenta que la primera panadería (o “comedores de pan”), como se les llamaba, estuvo situada al pie de las pirámides de Egipto. Lejos de proponérselo, fue uno de los “negocios” con mejor análisis de mercado de la historia ¿Por qué? Bueno, en realidad, no hubo ningún análisis de mercado como los conocemos hoy, pero sí los faraones notaron que existía una necesidad: comer. Muchos esclavos trabajaron incansablemente para construir esos edificios llenos de misterio e ingenio y necesitaban ser alimentados con algo sabroso, abundante y nutritivo.
Si trasladamos este hecho a la actualidad, la empresa encargada de esa misión sería una de las mejores cotizadas en el mercado pues tuvo en cuenta una cosa fundamental a la hora de encarar un negocio: los clientes cautivos. Es decir, aquellas personas que habitan la zona y con seguridad consumirán un producto.
Sin embargo, desde ese momento hasta la actualidad, las panaderías se desplegaron por el mundo. Roma creó el concepto de panadería actual y perfeccionó las técnicas de producción gracias a su escuela de panaderos. De todos modos, no existen registros hasta el día de hoy del nombre de algún establecimiento famoso dentro del imperio. Lo que sí se sabe es que las llamaban “Collegium” y dependían del estado.
En el Renacimiento, de la mano de cocineros italianos y franceses se comienza a experimentar enormemente sobre la realización del pan. En 1680 nace la panadería inglesa “Sally Lunn” que tiene como especialidad un pancito de la forma de un bollo. Un poco más tarde, en 1780 se crea una de las primeras escuelas de panadería de la mano de Antoine Parmentier y Antoine-Alexis Cadet de Vaux, quienes fueron, entre otras cosas, nutricionistas y químicos.
En julio de 1810 nace la primera panadería de París, se llamó “Boulangerie Au Richelieu” y produjo panes de campaña, croissants y baguettes hasta 2013 que ya no abrió sus puertas.
En 1870 nace Vasconia, la panadería más antigua de Ciudad de México y en 1885, Flores Porteñas, la de mayor edad de Buenos Aires. Su nombre quedó inmortalizado gracias a que fue frecuentada por Julio Cortázar durante los años 30 y un cuento suyo transcurre allí.
En 1930 Wonder Bread Company comenzó la venta de pan en rodajas y Lionel Poilane crea cadenas de panaderías donde introduce panes integrales por París. Este empresario del pan, quien hereda una historia y un negocio, tiene en su memoria anécdotas tan increíbles como encantadoras. Salvador Dalí, por ejemplo, pidió al panadero una habitación cuyos muebles estén hechos de pan. La misma permaneció intacta durante dos años.
La visita a panaderías y la degustación de las especialidades de cada lugar ya son parte de cualquier tour turístico que nadie debe perderse.